Dr. Guillermo Galvan Orlich/ggalvan@esmedcenter.com
Al hablar de disfunción eréctil no nos referimos a la falta de apetito sexual ni a la falta de placer u orgasmo en la relación. Tampoco son sinónimos de disfunción eréctil la eyaculación demasiado rápida o retardada, ni curvaturas en el pene cuando está en erección. Se trata básicamente de un trastorno de la rigidez o erección del pene. La disfunción eréctil se define como la incapacidad persistente o recurrente para conseguir o mantener una erección apropiada que permita una relación sexual satisfactoria.
Debido a que la gente no habla de su sexualidad sinceramente, es difícil calcular con exactitud el número de hombres que sufren disfunción eréctil. Algunos estudios sugieren que nivel mundial, la disfunción eréctil afecta aproximadamente a 100 millones de hombres. Otros estudios sugieren que el 50 % de los hombres sexualmente activos a partir de los 40 años padece o puede presentar algún problema de disfunción eréctil.
Se calcula que el 70 % de las causas de la disfunción eréctil son orgánicas, es decir, provocada por enfermedades, en tanto que el 30 % restante es de componentes mixtos o psicológicos. La distinción entre una causa psicológica y una orgánica es fundamental. Se puede diferenciar la primera de la segunda si solo sucede con una pareja, se despierta con una erección al menos algunas mañanas, tiene erecciones mientras duerme o la pierde durante el coito.
Hay mujeres exigentes y críticas con su pareja que le reclaman fuertemente cuando no logran o tienen una erección. En el fondo temen no gustarle, o que no las ame. Esta actitud aumenta la ansiedad del varón y agrava más su disfunción. Por lo que si hay problemas o razones emocionales entre la pareja es importante buscar sicoterapia. Sin embargo, si el individuo nunca tiene una erección completa es probable que exista una razón física donde es importante visitar al urólogo.
Asimismo, existen una serie de factores de riesgo que pueden favorecer la impotencia o disfunción eréctil, como: diabetes, hipertensión arterial, enfermedad de peyronie, consumo de tabaco y alcohol, niveles altos de colesterol, intervenciones quirúrgicas que pueden lesionar nervios y arterias cerca del pene (especialmente la cirugía radical de próstata debido a cáncer), determinados fármacos y depresión.
Independientemente de su origen, la disfunción eréctil es un problema que conlleva graves consecuencias para quien lo padece y su pareja, de ahí la necesidad de poder abordarlo cuanto antes. Como menciona la reconocida sexóloga Nancy Álvarez, “pocas cosas en la vida consiguen preocupar más a un hombre que la disfunción eréctil. Palabras como “ya no soy un hombre”, “no sirvo para nada” o “no puedo complacer a mi pareja”, son comunes en los afectados. A veces el miedo es tanto que el deseo sexual disminuye con tal de evitar una nueva humillación”.
Gracias a muchísimas investigaciones, hoy sabemos que las células madre son una excelente opción para tratar la disfunción eréctil, y en algunos casos hasta desaparecer con un solo tratamiento. Es importante para poder acceder a un tratamiento de células madre, por padecer disfunción eréctil, realizar un diagnóstico certero y serio bajo la supervisión de especialistas calificados con el fin de determinar si el origen del problema es físico (caso en el que podría usarse esta tecnología) o de otra índole, como en casos de problemas psicológicos, donde el tratamiento no obtendría los mismos resultados.
En El Salvador, Med Center, clínica especializada en células madre adultas y medicina antienvejecimiento, se realiza este tratamiento a través de la regeneración de tejidos mediante las células madre extraídas del propio paciente, las cuales pueden reparar el tejido eréctil dañado, inducir la regeneración del músculo liso, la regeneración neuronal, la restauración de la función endotelial y flujo sanguíneo, e incrementar la fortaleza de la musculatura del pene para mejorar la erección.