Células madre en lesiones deportivas

Células madre en lesiones deportivas
21 abril 2016

El deporte se identifica como uno de los mejores hábitos que permite disfrutar de un estilo de vida activo, y ayuda a mejorar el estado de salud. Aunque se asume que en ocasiones pueda acontecer una lesión, se considera que los beneficios que aporta siempre superan a los inconvenientes.

Es así que, sin importar la edad, muchas personas sufren de lesiones musculares y articulares debido a las actividades deportivas, tales como desgarros musculares, desgarro del manguito rotador, codo de tenista y lesiones en la rodilla, entre las más frecuentes. A lo largo de la vida pueden ocurrir este tipo de lesiones y constituyen un grave problema para la discapacidad funcional y el dolor de las personas que lo padecen.

Debido a muchas razones, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo no tiene la capacidad natural para sanarse a sí mismo. Después de un traumatismo o lesión, el cuerpo intenta inmediatamente autorepararse; sin embargo, la mayoría de estas lesiones deportivas se producen en células o tejidos que tienen capacidades regenerativas limitadas.

Hace algunos años, si un deportista sufría una lesión importante en un hueso o músculo, había pocas formas de recuperarse. Si la opción del reposo con medicamentos o la fisioterapia no daban resultados, entrar al quirófano era el siguiente paso. Pero hoy en día la tecnología ha evolucionado y la utilización de células madre es uno de los procedimientos que día a día gana más adeptos a nivel mundial.

Durante la última década, el uso de células madre en lesiones deportivas ha aumentado significativamente, ya que este tipo de terapia ofrece un tratamiento seguro y potencialmente eficaz para las lesiones músculo-esqueléticas relacionadas con el deporte. Se ha comprobado que el uso de células madre, acorta notablemente el tiempo de curación; por ejemplo, en las lesiones musculares, se acorta entre un 30 % y un 50 %, lo que hace que interese mucho al mundo del deporte. También mejora la calidad de la cicatriz, lo que hace que haya menos recaídas.

La acción reparadora de las células madre consiste, principalmente, en su acción reguladora de la inflamación (inmunorregulación), en la liberación de factores de crecimiento que pueden estimular la producción de otras células necesarias para reparar el tejido (cicatrización de heridas) y al aumento de la vasculatura (flujo sanguíneo) en la zona dañada, lo que aumenta la capacidad de curación y de reemplazar las células dañadas.

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